DIA 10 Triacastela – Melide 83 Km.

Hoy no nos despierta nadie, nos levantamos sin sobresaltos, desayunamos y partimos. Aquí el camino se bifurca en dos rutas, una por Samos (con el atractivo de su monasterio) y la otra por Xanxil, el atractivo de ésta es el camino en sí, que transcurre por bosques y carreteras menos transitadas que la otra, tiene el inconveniente de un puertecillo en medio (Alto de Riocabo) pero a estas alturas no nos vamos achantar. Todos tenemos claro que nuestro camino trascurrirá por Xanxil, empezamos por carreteras comarcales por las que es raro ver un coche, desde Triacastela empezamos cuesta arriba, pero viene bien para calentar. El paraje es gallego al 100%, está todo verde y húmedo, con una vegetación desbordante que sobre todo abundan los castaños, robles y helechos, muchos helechos. Una vez arriba, cambio de tercio, ahora son casi todo caminos y tenemos por delante unos 11 Km. de bajada hasta Sarria, como siempre gozamos de lo lindo, la pista no tiene complicaciones técnicas y sólo hay que dejarse caer y disfrutar. Cruzamos muchos pueblos pequeñitos, con las calles empedradas y como siempre adelantando peregrinos que dada la proximidad de santiago cada vez hay más, saludan efusivamente igual que nosotros a ellos, ¡¡BUEN CAMINO!!. El buen royo que se respira es una gozada, estamos acostumbrados a nuestras salidas habituales que cuando adelantas a alguien andando suelen arrugar el morro, aquí todo es diferente, la gente te anima y te sonríe igual que nosotros a ellos. Llegamos a Sarria, un gran pueblo o una pequeña cuidad, donde hacemos un alto, toca ir al banco y en los pueblecitos no abundan. La salida de Sarria es una pasada, empezamos a subir por unas cuestas durísimas, pero por un camino recién arreglado, flanqueado por unos viejos castaños retorcidos impresionantes (qué habrán visto!!! qué pena que no hablen). Hay mucha gente en este tramo pero nosotros a lo nuestro, acabada esta cuesta viene otra más suave y otra, así hasta Ferreiros donde hay un tramo que parece una calzada romana recién bombardeada, con todas las piedras levantadas. Por supuesto hay que poner pie a tierra y aún así cuesta horrores mover nuestras fieles compañeras con sobrepeso. La rueda trasera se clava en cada piedra que ve, toca hincar los pies al suelo y apretar de riñones buff!, menos mal que el tramo es corto. Luego tenemos otra bajada hasta Portomarin entre caminos maravillosos como siempre, empezamos a ver corredoiras caminos a veces de piedra entre paredes de piedra también, que trascurren a gran velocidad a nuestro lado. La llegada a Portomarin es una pasada, se ven unos altísimos puentes sobre el Miño que casi no trae agua, y debajo otros más antiguos. Al fondo se alza un gran monte sobre el que está construida la cuidad con su gran iglesia con forma de castillo en lo alto y una escalinata de piedra que parece subir al mismo cielo. El pueblo tiene bastante actividad y sus calles emanan historia por todos los rincones, con soportales calles empedradas, casas señoriales y demás construcciones de otra época que se mezclan con las más actuales. Nos tomamos un par de bocatas en la plaza de la iglesia que nos saben a gloria, y en un rato estamos dando pedales otra vez. Emprendemos la bajada por las calles hacia el Miño de nuevo y oímos unos gritos. Son nuestros compañeros de ruta José y Patricia, que desde el otro lado del río nos hacen señas para que no nos pasemos el camino, que no es otro que un viejo puente de hierro de poco más de un metro y medio de ancho con una altura considerable, ¿aguantará?. Seguro que sí, con los años que tiene ya sería mala suerte que se cayera hoy ¿no?. Saludamos a nuestros amigos, hoy no hemos ido todo el rato juntos, nos hemos separado y juntado varias veces durante toda la ruta. Ahora toca otra subida, ésta es larga y cansina por caminos parecidos a los de antes, no te acabas de acostumbrar nunca a tanta maravilla de vegetación y sensación de aislamiento, a pesar de que pasas por muchísimos pueblos pequeños en los que muchas veces no hay nadie aparte de vacas o algún perro despistado. Tras otra buena bajada llegamos a Palas de Rei donde en un bar tomamos algo de picar. Seguimos camino, ya queda menos para Melide, unos cuantos sube y baja por pistas con algún árbol pero sin los bosques de antes. El albergue es inmenso tiene 4 plantas, nos duchamos, cambiamos y nos vamos a estirar las piernas por el pueblo, elegir la pulpería y tomar unas isotónicas de cebada. Volvemos al albergue a ver si han llegado patricia y Jesús La hospitalera no sabe nada pero al grito de ANTARUGAAAAN!! por el hueco de la escalera en seguida responden: EHHHHHH!!! PEIIXEEEEEEE!!!! y bajan ya duchados y todo, ale a tomar otras cañas y a ver si vienen los de Vigo que quedamos ayer a las 19:30 en la pulpería. No llegan, les llamamos al móvil y no lo cogen, al final cenamos los cinco, pero eso sí muy muy bien, pulpito, carne a la piedra, empanada etc todo regado con buen alvariño como no podía ser de otra forma jejeje. Y ahora a dormir que ya está bien, eso sí, hoy nuestro placido sueño será amenizado por los cantares del campeón del mundo de ronquidos estilo libre, todo un figura.

Por Chango

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